
Algo que no pudimos dejar pasar de esta edición del New York Fashion week fue la incansable propuesta del amarillo. Una invitación al riesgo por parte de la mayoría de los diseñadores participantes, a usar ese color al que muchos le tememos, no solo por su protagonismo, sino por lo difícil que resulta combinarlo en muchas ocasiones.
La respuesta: úsalo de pies a cabeza, junto con colores metálicos y neutros como el blanco, el crema y el gris.